Sophie Hannah regresa con una novela policiaca en la que de nuevo revitaliza a Hércules Poirot.
Ataúd cerrado
se desarrolla en Irlanda en 1929 y arranca cuando Lady Athelinda
Playford convoca a varias personas a pasar unos días en su maravillosa
casa de campo y, entre los invitados están al detective belga y el
inspector Edward Catchpool de Scotlan Yard. Sorprendentemente, la noche
anterior, Lady Playford ha modificado su testamento dejando sin fortuna a
sus hijos y legando todo a alguien ajeno a la familia. Un hecho algo
provocador que se salda la primera noche con un asesinato. Rápidamente,
Poirot se pone en movimiento y comienza a observar y conversar con los
invitados. Todos parecen sospechosos, algunos han escuchado curiosas
conversaciones, han visto detalles extraños o disponen de indicios. Sin
embargo el crimen esconde hondos rencillas, alguna historia de amor
furtiva y otras piezas de un complejo rompecabezas que se va
descubriendo lentamente gracias a las células grises de Hércules P.
quien, como es tradicional, reúne a todos los presentes al final para
contar su versión y desenmascarar al culpable.
La narración corre a
cargo del inspector de Scotland Yard y presenta una historia algo más
sangrienta de lo que suelen ser los casos de la maestra del suspense.
Sin embargo, la trama está bien construida que, aparentemente
laberíntica, responde a un motivo muy simple pero ingenioso que hay
descubrir con sagacidad. Hannah mantiene el interés del lector en esta
novela en la que sigue de cierta manera el estilo de la famosa
escritora: interesantes y misteriosos diálogos, pistas que van
apareciendo, prosa sosegada, una intriga creciente y la idea constante
de que cualquiera puede ser un potencial asesino y con motivos para
matar. La autora conoce los típicos recursos del género policiaco a
pesar de que el remake del famoso detective, aun siendo muy similar,
pierde un poco de fuerza frente al original. La obra resulta entretenida
aunque lógicamente no es comparable el inolvidable modo de hacer de
Agatha Christie.